Los gatos son animales de costumbres y rutinarios que no les agradan los cambios, sobre todo aquellos que amenazan su territorio. Sin duda, una mudanza puede ser un momento difícil para nuestro amigo felino, ya que supone un cambio radical para él, incluso si no cambiamos los muebles.
Para minimizar en la medida de lo posible el estrés asociado a la mudanza, te recomendamos que sigas los siguientes pasos:
• Preparar una habitación “refugio seguro” para el gato, en la que pondremos su comedero, agua y caja de arena. Esta habitación debe tener algún sitio donde el gato pueda refugiarse si tiene miedo: una cama (se podría esconder debajo), un rascador para refugiarse en alto, la caja de transporte en el que haya llegado etc.
• Utilizar feromonas felinas (Feliway), un análogo sintético de las feromonas faciales felinas, que disminuye la ansiedad ya que sustituyen a la marca facial que el gato deposita diariamente.
• Trasladar al gato cuando ya esté hecha la mudanza. Si llevamos al gato al principio o a la mitad de la mudanza, multiplicaremos el estrés.
• Abrir la puerta de la caja de transporte y dejar que el gato explore la habitación, que se sienta cómodo y se adapte a ella durante un día entero. Si al cabo de unas horas vemos que se pone nervioso y quiere salir, podemos pasar directamente al punto 5.
• Al día siguiente, abrir la puerta de la habitación y dejarla abierta para que el gato salga cuando se sienta preparado, y comience a explorar su nuevo territorio.
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